lunes, 9 de octubre de 2017

Algún día te lo enseñaré.

No necesito más espacio-tiempo que no sea cada segundo en tu piel.
No necesito más intensidad que esa mirada
y más resistencia que la que está ofreciendo mi corazón a no caer rendido a tus pies.

Dos cuerpos en una noche 
a punto de electrocutar a cualquier insecto que se acerque a sus subidas y bajadas de tensión.
Sin cortocircuitos, 
solamente incendios en los que hacernos cenizas y recogernos juntos.

No necesito más hombres en los que perderme que apunten al norte,
regalándome brújulas que a pesar de tener puntos cardinales no me llevaron a ninguna parte,
solo me partieron en infinidad de trocitos que esparcieron por vete a saber tú dónde.

Desde entonces,
empecé a relatar mis pérdidas y únicamente pude escribir puntos suspensivos.
Me he dado cuenta de que no necesito las partes que antaño me rompieron
porque esa ya no soy yo.
Estaba perdida en mis ruinas y fuiste el haz de luz entre la oscuridad que no me asustó.
Siempre he tenido una pésima orientación y unos miedos que me superaban.

Estaba equivocada, soy errante por naturaleza y no voy a privar a mi instinto
arrepintiéndome.
No necesito más que reconocer mis miedos
pero aún no quiero saber cómo enfrentarme a ellos sin tu música retumbándome por dentro.
Tú aún no sabes tocar ningún instrumento
ni yo seré jamás instrumento en manos de cualquier hombre.

No necesito ser música, poeta, sinuosa y fugaz;
si antes no he sido letra, caligrafía, onda y estrella.
Y mira que podríamos ser una constelación en el cielo de verano,
impertérrita en el tiempo sin vejez que nos separe.
Pero, no necesito ser nada de eso.
Yo, que soy una mujer incomprendida,
que se dedica a derramar su vida por el mundo mientras pasan los días.
Un mundo que no la necesita, un lugar desinflado de sentimientos en el que no se ubica.
Por eso solo necesito que me permitas compartir este preciso pensamiento contigo:

desintegrémonos. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Esa tentación mía.

Aquella noche volví a caer en la tentación de aterrizar en un beso.

Mi mirada te despojó de todo prejuicio.
La tuya hizo florecer mis miedos sobre la piel
y los acariciaste con la yema de tus ágiles dedos de pianista
como si empezaras a tocar la 5ª sinfonía de Beethoven.

Esos miedos recorrieron tu brazo izquierdo
hasta tu aurícula derecha:
eran miedos desoxigenados.
Miedos temerosos
de que tú fueras capaz de darles la vida que me falta.
Y cómo no ibas a conseguirlo con esa ferocidad al besarme.

Sin querer, aquella noche, 
provoqué ese instinto tuyo sobreprotector
y me hice pasar por un animal salvaje.

Pero, ya deberías haber sabido:
que yo no tengo dueño,
ni necesito la protección de una criatura indefensa
que ha caído en mi trampa.

miércoles, 21 de junio de 2017

Vete.

Puedo ser egoísta pidiendo que te quedes
porque sé que lo harías.
Por eso, vete.
Antes de que me rompa 
y los pedazos te alcancen.

Vete antes de que lo haga yo.
Nunca he estado orgullosa 
de mis huidas por la avenida
a llanto por hora.

Vete.

No quiero salpicarte con mi dolor,
con mis silencios, 
con mis miradas perdidas.
No soportaría ver tristeza en ti,
ni verte mal por mí.
No quiero que seas testigo de mis idas.
Yo que siempre he odiado las despedidas
y jamás he regresado siendo la misma.

Vete.

Es lo mejor para todos.
Ves al mundo de los sueños 
y no caigas en mi pesadilla.
Sálvate cariño, aún puedes.

jueves, 18 de agosto de 2016

Las víctimas del amor.

Esos seres a los que todos observamos y nos ilusiona verlos."Joder, qué bonitos", pensamos... pero a la vez, martirizamos y encerramos a esos seres. 

Creemos tener tal superioridad que los enjaulamos en nuestros estómagos, simplemente para poder describir un sentimiento: estar enamorado. Y cuando a los pocos meses os cansáis de estarlo, las agotadas y casi destruidas mariposas huyen. Huyen con miedo de volver a ser capturadas cada cuatro meses por algún humano enamoradizo.

Las mariposas intentan volver a su hábitat entre margaritas sin pétalos, también víctimas del amor.

Yo después de observar tanta crueldad, me declaro cómplice. He observado a mi corazón arroyar mariposas en cada batalla y desear "te quieros" en cada pétalo caído. Otros seres humanos también hicieron preso mi corazón hasta dejarlo tal cual está ahora: cojo de una válvula y tuerto de un ventrículo. 

Aún así, no hice nada.

Hoy he decidido emprender una obra de caridad: las mariposas podrán vivir entre las ruinas de este órgano arrítmico y yo me comprometo a regar cada madrugada las margaritas con cada una de mis lágrimas agridulces. 

Esta es mi sentencia. La tuya debería ser mucho peor.

martes, 12 de julio de 2016

Había dejado de ser pequeña.

Ella cuando no concilia el sueño lee poesía de sus grandes y acaba dormida entre pesadillas de cuando era pequeña. Podemos encontrar al hombre del saco, el coco, el caer de un precipicio, el ser arrasada por el mar o un huracán... Entre otras pesadillas más que no se suelen recordar.

El hombre del saco vino a buscarla sin saber que acabaría enamorándose de sus rimas, como si de Bécquer se tratase.

Cayó por un precipicio sin saber que su salvavidas en la estrepitosa caída sería Benedetti.

El mar de sus lágrimas agridulces, al escribir sobre ella misma, acabaron ahogando al coco escondido debajo de su cama.

Ella estaba callada esperando a ser engullida por el huracán cuando a Neruda le gustó su ausencia de vida y el silencio en sus gritos de desesperación.



Ella al día siguiente despertó sabiendo que había dejado de ser pequeña para ser poeta.

viernes, 1 de julio de 2016

Conjugarte en pasado duele.

Entre tanta insistencia
ya ni noto tu ausencia
solo mi presencia
te ahuyenta.
Te pediré perdón
por no ponerle emoción
a esto de quererte
ver a trasluz de mis sábanas.

Si Sabina supiera lo que te lloro entre mis sábanas
diría que hacen falta más de 19 días y 501 madrugadas.

Estoy tan rota que nadie puede ocupar tu lugar
en la lucha de almohadas antes de irnos a la cama.
Porque nadie quiere dormir abrazado por el hielo de mi alma.
Y debes saber que ya ni el veneno me calma.
El veneno parece dulce al lado de lo agrio que me sabe tu beso de despedida.
Porque de idas ya he tenido suficientes.
Cientos de miradas estrelladas,
cientos de lágrimas haciendo paracaidismo por el rimel que me eché ayer. 

Si las corridas fuesen todas buenas, no habría animales sufriendo.
Ni los toros por la tradición.
Ni yo por ti.
Tú y yo éramos mejor que las tradiciones.
Conjugarte en pasado todos los verbos
es más doloroso que las muelas del juicio.
El juicio, el que pierdía cada vez que me besabas.

lunes, 23 de mayo de 2016

Orientación equivocada.

Si grito a los cuatro vientos que te quiero 
hasta los puntos cardinales pierden el sentido.
El norte ha encontrado una chica traviesa del sur,
el oeste dejó de ser de los cowboys
y en los polos ya no hay hielo.

La rosa de los vientos está encerrada en un invernadero.
El norte se quedó sin guía.
El sol sale por el oeste.
La luna ilumina las mañanas.
Y yo te odio.

Nunca me he enamorado de ti.
Estamos a día 23 del mes nunca.
Me pregunto qué sentido tiene la vida.
Yo prefiero estar perdida, orientarse nunca fue lo mío. Y tú tampoco.